viernes, 15 de enero de 2010

--- Darksiders, Bayonetta y Dante's Inferno ---


Bueno, no sé qué ha pasado pero parece que están de moda los videojuegos sobre el infierno y el cielo. Cosa que a mí personalmente me encanta. Todo lo que tiene que ver con mitología, religión y el folclore me apasiona. Ahora ya lo tengo un poco descuidado, pero hace unos años me sabía casi todas las divinidades griegas de cabeza (sí, lo sé, soy friki y tenía mucho tiempo libre).

Volviendo al tema, actualmente han salido 3 juegos que yo personalmente tengo muchas ganas de hacerme con ellos.

El primero de ellos es Dante’s Inferno. Bueno, tampoco hace falta dar muchas pistas acerca de lo que trata. Todo el mundo, al menos quiero pensarlo así, hemos oído hablar de Dante y de su obra, que tiene que ir al infierno para rescatar a su amada. Pues este es el videojuego. Trata de Dante que, armado con el crucifico que le dio su chica y la guadaña que le quitó a Caronte (el barquero del infierno), tiene que adentrarse en el infierno para rescatarla. El juego dicen que está bastante bien en el sentido que meten muy bien el concepto del infierno y sus diferentes niveles, habitados cada uno de ellos por diferentes criaturas. Sin embargo aún no ha salido, de manera que tendremos que esperar.

Otro de los juegos es el de Bayonetta. Básicamente es un Devil May Cry pero con una tía. Sin embargo el atractivo que le veo es que, mientras que en el DMC el tema del infierno y los demonios no lo explican demasiado, aquí parece que te hablan de sociedades secretas, aparecen ángeles (demonios seguro que también pero no tengo demasiada constancia) y que incluso vas al cielo en algunas misiones. También tiene encanto en que la protagonista tiene dos pistolas por tacones, que a medida que vas avanzando van cambiando. En una foto la vi portando dos bazucas en las manos y otros dos en las piernas. A parte también puedes coger diferentes armas que van soltando los enemigos.

El último juego es el Darsiders, creado por un dibujante de comics bastante famoso, Joe Madureira. La historia trata de que ha llegado el apocalipsis, el fin del mundo, donde las fuerzas de la luz y la oscuridad tienen que luchar, de manera que llaman a los 4 jinetes del apocalipsis: guerra, muerte, hambre y peste. Sin embargo al llegar descubren que los ángeles no estaban preparados y que los demonios campan a sus anchas, es decir, que los han engañado. De manera que los “entes superiores” deciden mandar a guerra a la tierra para investigar, sin embargo (aún no sé el por qué) le han despojado de parte de sus poderes. Evidentemente a lo largo de la aventura aprenderá “trucos” nuevos al ayudar a diferentes entidades. El juego personalmente parece tener buena pinta y el que vayas por diferentes partes del mundo o del cielo entre otras a mi me encanta. También puedes llevar diferentes armas y no solo blancas sino también de fuego, pero con ese toque angelical o demoniaco.

Así que bueno, me tocara prostituirme un poco para comprármelos o esperar que bajen de precio.

En fin… portaos bien.

martes, 12 de enero de 2010

--- Pasando el tiempo ---


No sé, a veces simplemente te apetece que pase el tiempo.
Estás tirado en la cama y el despertador comienza a graznar esa melodía que se te clava en lo más profundo de tu cabeza. Casi como si tu vida dependiera de ello lo apagas y suspiras aliviado, aunque esa sensación apenas dura un segundo puesto qué, casi sin darte cuenta, comienzas a plantearte si seguir en la cama o levantarte y hacer frente a un nuevo día.

La opción fácil es evidente: quedarte en la cama. No hay coches, ni ruido, ni gente, no tienes las preocupaciones de exámenes o clases, amigos que te buscan, gente que te necesita, apuntes, profesores, frío, mal tiempo, la lluvia calándote hasta lo más hondo, si tienes mensajes, si no los tienes… Simplemente tienes que dormir, darte la vuelta, taparte y cerrar los ojos, dejar que tu imaginación haga el resto, volar por mundo de fantasía donde tú eres el arquitecto pero también el protagonista.

La otra opción es levantarse, con todas las consecuencias, buenas y malas. Sin embargo, hoy, este día, tu conciencia gana la batalla y no te deja dudar más y, casi movido por un resorte, te levantas. Notas el frío del suelo que te sube por la planta de los pies, subiendo por las piernas y anidando en tu corazón mientras que un escalofrío te recorre todo el cuerpo. Pero a pesar de ello sigues adelante. Te levantas sin ganas, un muerto regresado a la vida, una marioneta manejada por los hilos de la adultez y el deber.

El agua de la ducha te cae sobre los hombros relajándote, ahora estás bajo tú pequeña tormenta particular. Ajustas el agua a tu gusto haciendo que salga un poco más caliente, solo un poco, lo justo pero suficiente para llegar al siguiente nivel de bienestar. Mientras metes la cabeza debajo del grifo de la ducha sientes como el pelo comienza a mojarse, pegándote a la cara, al mismo que te preguntas cómo harán las cortinas de las duchas. ¿Cómo era capaz que un trozo de tela o plástico o lo que sea aquello, sea capaz de hacerte sentir a miles de kilómetros de distancia? Seguro que si las naves espaciales fueran de cortinas de duchas llegaríamos a la luna en un minuto. Pero los pensamientos son apenas un susurro en tu conciencia que deja paso a una tranquilidad pasada por agua. Simplemente no piensas nada, no te acuerdas de nada, no existe nada, solo las gotas de agua y el contacto de la espuma en tus dedos.

Pero por un segundo vuelves a la realidad, el tiempo suficiente para darte cuenta de que tienes que salir. Al cortar el agua lo lamentas puesto que una ola de frío te vuelve a recorrer de arriba a abajo. Con rapidez y precisión coges la toalla y te enroscas con ella intentando tapar todo lo posible, protegiendo tu ser de aquel abrazo invernal.

Como un niño con unos zapatos demasiado grandes, sales del baño y te metes en tu habitación. Apenas miras qué ponerte, hace demasiado frío para pensarlo y si te paras a pensar se puede congelar el cerebro, como cuando bebes muy rápido un batido de chocolate de los que te bebes en verano.

Te sientes como un gran golem de piedra, pesado, lento, cansado. Un suspiro se escapa de tus labios cuando te agachas a abrocharte las zapatillas, mientras que una bocanada de aire te llena los pulmones cuando te pones en pie.

Con un vacío en el estomago sales de casa, acordándote de que tienes que ir a la compra a por cola cao. Mecánicamente te pones los cascos y le das al play. Te abrochas la cazadora, te colocas el gorro y sales a la calle. Casi te llevas por delante a una mujer que pasa en ese instante, pero apenas se gira para mirar, sigue a lo suyo mientras tú apoyas los talones y comienzas a caminar.