sábado, 14 de noviembre de 2009

--- Llorar ---


Porque a veces simplemente te gustaría mirar a otro lado.

Como si lo que no pudieras ver no te pudiera hacer daño. Pero por mucho que lo intentes, por mucho que mires al suelo o a la pared o a cualquier otro lado, al final sigues volviendo la cabeza para mirar. Porque aunque quieras olvidarlo y pensar en otras cosas, no puedes, porque el dolor sigue ahí, escondido en lo más profundo de tu ser.

Porque te gustaría sonreír y pensar que no ocurre nada, que todo pasara y que algún día te llegará a ti el día. Sin embargo de lo único que tienes ganas es de llorar para ahogar ese malestar que te come por dentro.

Sientes que ni tan si quiera merece la pena derramar una lágrima, porque valen demasiado como para malgastarlas de esa manera. Que eres mucho mejor que eso y que puedes reponerte. Aunque, en el fondo, sigues deseando llorar.

Llorar para olvidar el dolor, llorar para hacer más llevadero el sufrimiento, pero sobre todo llorar para ser libre. Para romper las cadenas que te atan a esa persona y ser al fin feliz. Pero sin embargo sigues sin poder llorar porque, cuando lo hagas, estarás perdiendo una parte de tu pasado, y tal vez de tu presente, que te ha hecho sentir levemente que eras especial, aunque solo fuera un par de segundos al día.

Porque te mereces ser feliz. Pero…

¿A qué precio?

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